“Allá arriba estaba
ella, quemando los cielos con su gran envergadura…”
Aquel día nos encontrábamos rasgando el fondo del barril.
Después del último asalto no quedo nadie a excepción de los verdes y estos
llamados “veteranos” que resultaron ser simplemente pilotos del comercio.
También estaban algunos de los que se rehusaron a subir, invadidos por el miedo
y el desaliento, aquellos que no tenían razones para seguir luchando. Sombras
de su antiguo ser, desgarrados de su antiguo orgullo y avergonzados de su
antigua dedicación, nada de eso valía ya. A menudo nos ridiculizaban por ser
“malditamente optimistas”, porque intentábamos ver el vaso medio lleno cuando
en realidad no existía ni una sola gota de agua en el. Por seguir enviando lo
que podíamos allá arriba, por seguir luchando una batalla pérdida, por tener
algo de aliento. Muchos de ellos tomaron sus vidas durante el transcurso de esa
semana, se debía al lúgubre panorama que se avecinaba frente a nosotros. Tal
vez tenían razón, y su desanimo era simplemente evidencia de su cordura.
A pesar de todas las circunstancias ajenas a nuestro
control, a pesar de que nuestros propios compañeros nos desalentaban, lo
seguíamos haciendo. Nuestro orgullo nos erguía, lo único que no se nos podía
quitar. Tal vez la maquina se perdía en el calor de la batalla, pero el piloto
siempre regresaba, pidiendo otra para volver, esos eran los “tontos” héroes que
hoy en día todavía recordamos con tanta pureza y cariño.
Todavía recuerdo ese perfecto amanecer, fue en algún día del
mes de octubre, habíamos perdido el único calendario y nuestro pobre sentido
del tiempo no era suficiente. Simplemente ya no nos importaba. El sol se despertó
con un brillante rojo, alumbrando el cielo con un hermoso degradado naranja. El
viento nos dio como regalo un fragante olor a otoño, incluso algunos de
nuestros patrones, los que nos enseñaron a volar, salieron de sus escondites en
las copas de los arboles para brindarnos su bendición con una canción. Los que
podían maniobrar enseñaban lo que sabían a los voluntarios que quedaban. Era un
pequeño grupo de granjeros, hombres de negocios y retoños que no sabían
siquiera lo que disparar un arma significaba. Pero había que darles
crédito, eran hombres y mujeres valientes
que decidieron salir para proteger lo que amaban y querían con tanto ahínco. Sus rostros crepusculares se detallaban
progresivamente bajo la cada vez más brillante luz del sol. No tuve tiempo de
dibujar la escena completa, no tuve tiempo de plasmar esa perfecta imagen.
Sabíamos que una oleada se acercaba, sabíamos que la última
vez los mártires les habían causado un gran daño y que tardarían en regresar en
sus aparatos infernales, pero no sabíamos que tan pronto regresarían.
Rompieron filas al ver el primer hoyuelo abriéndose en el
cielo. Cada uno de ellos tomo posición en su respectiva ave de metal. En
nuestro caso, regresamos corriendo al edificio que teníamos por base, cada ave
con su piloto y su operador. Los derrotados entraron caminando y se quedaron en
el antiguo salón principal, se ahogaron en alcohol y cigarrillos.
- - Es enfermizo verlos así, hubiesen podido
siquiera darnos una mano con los que enviamos allá arriba, su experiencia
hubiera servido de algo ¿No crees?
- - No, ese grupo de maricas les hubiesen destruido
el ánimo. Lo último que necesitamos es que su grupo se haga más grande
- - Lo que necesitamos es un Deus ex machina,
compañera
- - ¿Desu qué?
- - Una salvación de último minuto en palabras
sencillas
- - Palabra hermano, palabra
La sala de control se lleno por completo en un santiamén.
Éramos unos 50 operadores, nuestro trabajo era ser sus niñeras. Ellos necesitaban tiempo para sentir el ave,
nosotros nos encargamos de que su tarea fuese más sencilla, probo ser mucho más
difícil de lo que parecía. Intentamos ayudarlos como pudimos, pero para algunos
pocos, gracias al cielo, fue en vano. Antes de despegar completamente, 4 de
ellos estrellaron. Nuestra tonta esperanza residía en 46 pilotos que apenas
aprendían a volar. Ya a lo lejos comenzaban a verse las explosiones y los cada
vez más frecuentes hoyuelos, abriéndose en la lejanía. Los titubeantes pero
decididos pilotos partieron hacia ese lugar. Haciendo oraciones, rindiendo
plegarias, musitando a un ser superior, poniendo su fe en algo supremo, un Dios
o un sentimiento. A ellos se aferraron, y con valía partieron hacia el este, al
lugar de su probable muerte, fueron allá para ser dignos de ella.
Contra todo pronóstico, los pilotos probaron ser buenos
estudiantes. A algunos les costaba mantener al pájaro estable, pero
progresivamente iban mejorando. Nuestro mayor miedo se encontraba en ese
fatídico momento en el cual las narices
de los contendientes se encontraran. Que aprendieran a maniobrar era un gran
logro, pero ni siquiera se acercaba a la proeza que tendrían que realizar. Nuestra fe y sueños estaban depositados en ese acto, pero tal vez era mucho
pedir. Cada vez estaban más cerca, y nuestro corazón latía cada vez más rápido
y fuerte
- - Aquí Base Control, Operadora 21, Call sign
“Pixie”. ¿Scarface 01 me oyes?
- - Alto y claro Pixie, una pregunta sincera, ¿Puedo
cambiar de nombre?
- - ¿No te gusta Scarface?
- - Es de mal augurio
- - Tal vez tengas razón, ¿Qué tienes en mente?
- - ¿Qué tal Razgriz?
- - Suena bien, Razgriz 01
Los operadores hacían lo mejor que podían para mantener
altas las esperanzas de los pilotos. Antes de poder darse cuenta, ya habían
caído dos bajo el fuego abrasador de las
torretas de una de las grandes maquinas que trajeron de su Tierra.
- - ¡Abran bien sus ojos, fuego a las 11!
El viejo gritaba órdenes desde su silla, pilotos y
operadores hacían lo que podían para seguir sus instrucciones.
- - ¡No tengan miedo de estrellar, concéntrense en
esquivar y contra atacar el fuego, están demasiado arriba como para preocuparse
del piso!
Los verdes se unieron a los otros pilotos que ya se
encontraban allí. No fueron la caballería salvadora, pero aliviaron la carga
que traían los que llevaban luchando desde antes del alba.
- - ¡Espada 01, ¿Qué haces?, no te atrevas a dejar
el espacio aéreo!
- - No lo pienso hacer
- - ¡Tu trayectoria dice otra cosa, no quiero
cobardes allá arriba!
Uno de mis compañeros se acerca y toma suavemente por el
hombro al operador
- - No seas duro con el Josef, es solo un chico
- - No quiero que tenga miedo
- - El miedo lo hará fuerte, acentuara sus sentidos,
solo tiene que sobreponerse a él. Y eso ya lo hizo al subir allá arriba y
mantenerse allá adentro. Solo tenle algo de fe.
Un breve momento de silencio inunda la habitación.
- - ¿Espada 01?
- - ¿Si señor?
- - ¡Solo demuéstrale a esos desgraciados lo que
vales!
- - Por supuesto
No puedo culpar al chico o a su operador, el panorama no era
muy bonito.
La batalla se prolongo por horas y horas. Perdí el contacto
con mi piloto por un golpe en el fuselaje que recibió del metal que caía
constantemente. Los verdes hicieron lo que pudieron, aguantaron lo que pudieron,
se mantuvieron firmes ante esos grandes colosos y a sus millares de esbirros.
Pero era evidente desde un principio que no podían ganar. De los 50 valientes
que enviamos al cielo con nuestra bendición, solo quedaban unos 4 o 5. Eventualmente
las comunicaciones cayeron completamente, y el calor de la contienda se sentía
cada vez más cerca, los dimos por perdidos. Estar allá dentro era una pérdida
de tiempo, decidimos salir a la pista y observar el espectáculo. Los derrotados
se nos unieron, compartimos los pocos cigarrillos y alcohol que quedaban.
Volteamos nuestras cabezas y admiramos el atardecer.
- - ¿No es hermoso Pixie?
- - Por favor hermano, dime Artie
- - Oye, ¿Recuerdas a Kansas?
- - ¿La banda?
- - Si claro
- - Viejo, ellos son un clásico, imposible no
conocerlos
- - Oye
- - Dime
- - ¿Tienes miedo?
- - Nah, solo disfruto de la vista
- - Yo también, creo que todos tienen esa misma idea
en la cabeza. Oye
- - Dime – Una sonrisa se asoma por mi rostro
- - ¿Recuerdas Carry On?
- - Carry on my wayward son, for
there'll be peace when you are done, Lay your weary head to rest, don’t you cry
no more.
Y allí estábamos todos, sentados en la pista cantando al
unísono una canción más antigua que el más viejo de nosotros. Cuando nos
acercábamos al solo cantado a cappella por el buen Marcos, sentimos una
explosión muy cercana a nosotros, justo tras nuestras espaldas. Todavía estaba
uno de nuestra base allá arriba. Dando todo de sí, esquivando el fuego,
danzando un tango mortal. Los restos de los aparatos comenzaban a caer
alrededor nuestro. No nos importo mucho, el espectáculo era demasiado
maravilloso como para preocuparse por nuestra inminente muerte.
- - ¿Cuánto tiempo llevamos en esto?
- - Mucho, se va a quedar sin combustible y sin
municiones prontamente, ya debe estar sin misiles.
- - ¿Quién crees que sea?
- - No puedo ver desde aquí, ¡Oye viejo, ¿Todavía
tienes los binoculares?!
- - ¡Atrápalos!
Las voces chocaban entre sí, todos se preguntaban que piloto
pudiese haber resistido tanto tiempo en ese infierno. Era uno de los modelos
antiguos, un pequeño Gyr-Falcon
- - ¡Es un Gyr-Falcon!, ¿Quiénes tienen Gyr-Falcon’s
aquí?, Barry creo que solo el tuyo y el mío usan el Gyr-Falcon
- - El mío cayo alrededor de las 10 de la mañana
- - ¡Entonces es el mío, es Razgriz!
- - ¿No se llamaba Scarface?
- - ¡Sí, pero que importa, está vivo!
- - Rompe su gran culo mecánico, chico
Lo que veíamos cuando estábamos adentro eran gráficos en un
ordenador, adentro no hubiésemos podido ver en realidad que tan bueno era el
chico. Definitivamente había aprendido rápido. Sus movimientos eran rápidos
como el relámpago, agiles y flexibles como el agua, briosos como el fuego.
¿Quién diría que tales cosas eran posibles en un avión tan pequeño?
- - Parece que solo queda el
- - ¿Crees que nos hayan visto ya?
- - Sí, pero nosotros somos el menor de sus
problemas. Parece que acaba de cargarse a un coloso el solo con el último de
sus misiles.
- - ¡Bien hecho!
Puedo imaginar su rostro cuando se dio cuenta que el gatillo
de la Vulcan comenzaba a hacer clic. Solo estaba el con sus perfectamente
contadas dos decenas de perseguidores. Hizo lo que mejor se le ocurrió,
usar su entorno. Se lanzo en picada,
alcanzo los restos que caían, los uso de protección, algunos cayeron encima de
sus perseguidores, se escucharon cinco Bangs. Voló increíblemente bajo, su
pecho casi rozaba el piso, ellos rasparon su vientre, tropezaron y cayeron.
Intento volver a subir mientras esquivaba el fuego. Las reacciones del chico,
de Razgriz, eran demasiado rápidas, sus contendientes se quedaban atrás
constantemente y por eso chocaban, tal vez ellos estaban en la misma situación
de nosotros, sacando lo último del barril. ¿Pero porque ponerse en una
situación tan desesperada?, tal vez era una cuestión de orgullo, justo como
nosotros. Nos subestimamos mutuamente.
- - ¿Qué hacemos aquí parados como unos estúpidos
viendo?, ¡Ayudemos un poco al chico!
- - ¡Usen la artillería antiaérea, no importa que no
estén a nuestro alcance aun, solo hagan ruido, comprémosle tiempo!
Cada uno tomo posiciones nuevamente y dispararon con todo lo que
tenían.
- - ¡Cuidado y le dan accidentalmente!
El chico comenzó a perder altitud y sus perseguidores aun le
seguían de cerca. Se dispuso a aterrizar en la pista en medio del fuego. Los
derrotados corrieron a limpiar la pista de aterrizaje lo mejor que pudieron,
tal vez habían entrado un poco en sus cabales.
- - ¡Alto el fuego o le darán!
El chico estaba justo entre nuestro fuego y el de ellos,
hacia lo mejor que podía para esquivar. Al ver que dejamos de atacar, uso las
luces de su ave para enviarnos un mensaje.
- - ¿Eso es morse?, ¡¿Qué dice?!
- - D-I-S-P-A-R-E-N-.
- - ¡Ya lo oyeron!
Cuando estuvo a punto de aterrizar los que le perseguían
viraron y se desplegaron llenos de terror, regresando a los colosos que les
quedaban. Finalmente aterrizo, su ave despedía vapores por todas partes, no
estaba dañada, solo caliente.
- - Chico, lo hiciste
Lo recibimos con ovaciones y alegría, nosotros no ganamos la
guerra, pero sobrevivir es una gran victoria. Abrimos la cabina y lo
arrebatamos de su refugio. Lo teníamos flotando en un mar de brazos, no nos
dimos cuenta de que a duras penas se movía, estaba exhausto.
- - Necesito un vaso con agua
- - Tráiganle al chico agua
Cuando Josef giro y corrió al edificio en busca de agua,
escuchamos su abrupta parada.
- - ¿Qué cojones…?
Hubo un increíble estruendo justo encima de nosotros, no
podíamos escucharnos y por un momento el sol se oscureció. Vi a Jess intentando
decirme algo con asombro, apenas pude comprender todo lo que dijo, pero entendí
perfectamente las palabras Deus Ex mientras sostenía su pálido rostro con
estupefacción. Yo asenté con mi cabeza invadida por la extrañeza. El estruendo
comenzó a mermar y el somnoliento sol comenzó a asomarse nuevamente
- - Bah, después de hoy ya nada me sorprende
- - Salen de hoyuelos como ellos, pero sus maquinas
y colores son diferentes
- - No creo que sean de la misma tierra, los
desgraciados están corriendo despavoridos
- - El escudo de armas dice “Solis Occasus”
Era una bestia enorme, de una anchura de casi un kilometro,
y unos 400 metros de largo. El chico recupero su aliento, se puso de pie y miro
al cielo.
- - Yo no sé que sean, no sé si ambos pelean por
nuestro lugar, les daré el beneficio de la duda a los nuevos. Solo llenen el
tanque y cárguenla de munición, subiré nuevamente.
- - Tranquilo chico, no tienes porque, ya terminamos
por hoy.
- - No, esto termina cuando los bastardos se vallan
completamente.
- - Que alguien le traiga el agua, los demás
ayúdenme a cargar su avión.
Cargamos el avión lo más rápido posible. En la lejanía se
veían aun a los bastardos tratando de escapar. Esperando a que sus baterías se
cargaran completamente para poder regresar por los hoyuelos que entraron, allá
arriba en los cielos. Antes que el chico subiera nuevamente le agarre por el
hombro y le dije “Se digno”. El simplemente sonrió y se puso el casco. Despego
nuevamente, volando ala con ala, junto al nuevo bando que entraba al tablero, acabando
con los rezagados y heridos. Ya el sol se había ocultado, sin embargo había
luz. Allá arriba estaba ella quemando los cielos con su gran envergadura, y a
su lado estaba él, como estrella que se niega a dejarse opacar por un sol más
cercano.